martes, 17 de febrero de 2009

El antónimo de tu sonrisa.

Soy la tónica y la atónica al mismo tiempo.
Soy la nota que chifla.
Soy imperceptible, pero estoy ahí, molestándote y rasgando tus tímpanos.
Soy la carie, que muele tus dientes y no te deja dormir.
Soy la mosca que sobrevuela en tus comidas y aletea cerca de tus pestañas y oídos.
Soy la uña encarnada en tus pies.
Soy la parte meada de la pileta en la que nadas.
Soy el cuerpo extraño en tu ojo que no te deja parpadear.
Soy el acúfeno que chisporrotea y atrofia tu audición.
Soy la ladilla, soy la peste.
Soy la tiza chirriante que, ríspida y agobiante, es la causa de tus escalofríos.
Soy la polilla que convierte tu ropa en andrajos.
Soy el óxido en tus caros anillos.
Soy la película que más odias.
Soy la distracción cuando lees.
Soy el parlante que no funciona cuando escuchás tu música favorita.
Soy el clavo mal fijado que hace que tus cuadros se rompan.
Soy tus anginas.
Soy la astilla en tus dedos.
Soy la peor parte del día.
Soy la plata que no te aceptan cuando vas al mercado.
Soy el viento que sopla y desparrama el contenido de tu cenicero.
Soy la fecha de expiración en tus condimentos.
Soy la esquirla de tu vidrio roto.
Soy la bolsa tajeada de basura.
Soy tu llanto de la tarde por los domingos.